161. Fabricio Honesto

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Cuando vi a Fabricio conectarse esa noche, le comenté lo que tenía que decirle: que Felipe se había acordado que tenía que devolverle la campera, por lo que ahora estaba viendo que todo mi plan era en vano.

Entonces Fabricio volvió a insistir con algo que yo pensé que no me preguntaría.

FABRICIO: ¿Te gusta Felipe?

Intenté cambiarle de tema, pero insistió.

YO: De acuerdo, Fabricio, ¿por qué eres tan cruel de preguntarme algo de lo que ya sabes la respuesta y se nota que no quiere hablar?

FABRICIO: Perdón, no hablemos del tema. Es que ya me parecía. Sólo que no sabía bien. ¿Ustedes se conocieron por chat?

YO: Alguien le dio mi dirección de correo y así empezó todo.

Recordar aquello era bastante humillante.

FABRICIO: ¿Se conocieron cuando fuiste a su casa?

YO: No, cuando él vino a la mía. Luego nos vimos en la casa de Ana y la tercera vez fue en su casa.

Nuevamente, el suceso de cómo pasó todo fue demasiado. Estaba admitiendo a su cuñado todo lo que sentía. ¿Qué más humillante que eso?

FABRICIO: ¿Se dieron alguna vez un beso?

Esto.

YO: No.

Sí, definitivamente esto.

FABRICIO: No me sorprende, realmente le encanta tener a todos detrás de él para luego no hacer nada.

Me sentí un poco mejor al saber que no era el único. Sólo era un estúpido más del montón.

No sé cómo fue que me hizo sentir mejor, entonces.

YO: Es que sabemos que lo único que tiene es ser hermoso. Dios sabe que carece de inteligencia, simpatía y personalidad.

FABRICIO: Lo sé. Lo mismo pasa con Rafael. Si algún día le tiran ácido en la cara o tienen un accidente, se mueren.

Pese a que Fabricio lo decía por el rostro de los chicos que se morirían de angustia, me imaginé que si le tiraban ácido o tendrían un accidente, también corrían riesgo de morir de verdad. Pero se entendió la intención de la metáfora.

FABRICIO: Una pregunta, ¿Felipe no me soporta mucho, cierto?

YO: La verdad es que te odia.

Ya que estamos, ¿qué peor que seguir embarrando más el asunto todavía?