180. Lucas Infantil

domingo, 8 de febrero de 2009

La noche finalmente nos encontró a una gran mayoría en el bar de moda, donde finalmente decidí ir. Ana había anunciado que no asistiría porque se encontraba a punto de Confirmarse en la religión católica, por lo cual luego iría a una cena y no tendría tiempo para los demás.

Así que vi el panorama de mis amigos de reunión y entre Jessica y Emilio que estaban en una misma silla una arriba del otro, más allá Susana y Guillermina como si fueran las amigas de toda la vida y Martha quien continuaba quejándose sobre todo lo que se ensució por ir a la casa de Lucas, me quedé pensando en Ramiro y en el asunto del velorio, mientras llamaba a Lucas para saber si iba a hacer acto de presencia, ya que después de todo, era su cumpleaños también.

- Pero estamos en el mismo sitio donde estábamos anoche - me dijo, al teléfono. - Véngase para aquí.

- Lucas, estamos en cuatro mesas y todos los invitados - le contesté, con sutileza. - No me hagas insultarte en tu día, pero realmente creo que eres tú el que se tiene que trasladar aquí.

- Bueno, ahí voy - respondió, algo molesto.

Y en efecto, al rato descieron del auto de Lucas él, Tobías y dos amigos más. Fueron hacia el extremo de la mesa donde me encontraba yo y saludaron a todo el resto con la mano, en general.

- Vamos al otro sitio - dijo Lucas. - Me voy de aquí.

Todos se quedaron observándolo, pero ninguno de sus amigos se atrevió a moverse.

- ¿Y quién va a estar en el otro lado? - preguntó, con cierta timidez, uno de los amigos que fue con Lucas, intentando no quedar mal ante el chico del cumpleaños que claramente había perdido su sano juicio.

- Y allá van a ir Andrés y Sebastián - comentó, como si fueran ellos dos el centro del mundo.

Me sentí ofendido por ese comentario.

- Lucas, Sebastián vive en la casa de enfrente de donde estamos - se quejó Jessica, a la distancia, como si acabara de caer en cuenta que Lucas seguía con intenciones de arruinarle la vida. - Creo que no va a perderse si le dices que cambiamos de sitio.

Lucas le dedicó una mirada de odio que hizo que todos nos sintiéramos incómodos.

Al final, terminó logrando lo que quería pese a las quejas de la gran mayoría. Invitó a todos los hombres por un lado y dejó a todas las mujeres por otro.

Casi nadie se quejó pero todos lo odiaron en secreto. Y si no fuera porque yo me encontraba con la cabeza totalmente perdida por el tema del Ramiro, quizá también hubiera acotado algo acerca de semejante desubicación.

Entre él y Felipe, no hacía uno.