181. La Mala Suerte de Pablo

domingo, 8 de febrero de 2009

Si había alguien que en ese momento no se consideraba la persona más afortunada del mundo, ese era Pablo.

Esa lluviosa mañana de sábado lo encontró verdaderamente asqueado después de haber salido mal en un examen el día anterior.

Esa noche decidió contárselo a su novia Paola, quien hasta ese momento desconocía que también se convertiría en su enemiga para sumarle otro problema.

- No pude estudiar con todo el caos que es mi casa en este momento - le confesó el muchacho. - Lo de mi padre, lo de mis abuelos y el accidente de mi hermano, mi casa parece una oficina de una Empresa Internacional donde están llamando a cada rato. El único rato libre donde quiero concentrarme para estudiar es a la mañana, pero ahora tampoco puedo porque los albañiles están remodelando y construyendo otra habitación.

Su novia se llevó una mano a la boca, con una cara de espanto. Pablo entendió al instante que no le prestó nada de anteción.

- Olvidé tomar la pastilla - dijo, asustada.

Pablo intentó levantar una ceja, pero no le salía.

- No es importante - la consoló. - No es necesario que esta noche termine con sexo. Hay otras cosas que podemos hacer. Además, seguro volveremos cansados de la fiesta de Lucas y Jessica.

Esto parece que fue el error más grande que Pablo pudo cometer, porque a partir de ese momento Paola cambió su postura. Claro que no se dio cuenta hasta un poco después, porque por estar hablando con ella se le quemó la comida que con tantas horas de anticipación había querido preparar y tuvieron que conformarse con salir a cenar a un restaurante barato del barrio donde se encontraban. Y por si las cosas no podían estar peor aún, su motocicleta deja de funcionar en ese momento a causa de que su rueda se vio asesinada por un clavo que se encontraba mal colocado en la calle.

Para todo esto, ya Paola estaba más enojada que nunca en su vida y se quería volver sola y caminando hacia su casa. Él insistió por acompañarla, pero ella estaba furiosa... y Pablo no entendía por qué.

Fueron caminando, y ella se adelantaba un par de pasos mientras que él le gritaba cosas por detrás pero Paola continuó su marcha decidida a demostrar que podía ofenderse todo lo que quería siempre y cuando un imbécil la persiguiera.

Finalmente llegaron a la casa, y él ya estaba totalmente furioso.

- Era la única forma de que me acompañaras a buscar mi pastilla - dijo ella, sonriendo y luego lo besó. - Sé que dejamos tu moto en la intemperie de la ciudad pero cuando veas lo que haremos esta noche, haré que todo valga la pena.

Y aunque en ese momento lo sabía, al día siguiente intentarían robar su moto de la casa de Lucas. Lo descubrirían gracias a los 3 perros de este muchacho, que tienen una habilidad impresionante para ponerse a ladrar.

Cuando Lucas y Pablo salieron hacia el patio donde originalmente se encontraba, vieron que un muchacho se la llevaba mientras corría. Los dos comenzaron a perseguirlo, y el ladrón soltó la moto en la vereda a la media cuadra para poder seguir escapando con velocidad.

Lucas lo hubiera alcanzado sino fuera porque estaba descalzo.