186. Juego de Mímicas

domingo, 8 de febrero de 2009

A la noche siguiente, y teniendo en cuenta que el lunes no trabajaba, una reunión poco esperada y más bien extraña tuvo lugar en la casa de Susana. Había surgido como algo impensado y terminó siendo una de las mejores noches que cualquiera de los presentes pudiera recordar.

Leo y Ana llegaron conmigo a ese lugar, donde ya Martha, Emilio y Susana nos estaban esperando, y entre un poco de cervezas, intentamos mantener una charla que no funcionó. Emilio reconoció estar demasiado cansado como para poder estar despierto y hablar al mismo tiempo, por lo que mejor solamente hacía la primera acción.

Mientras, Martha estaba contando una muy impactante historia acerca de cómo sus padres le hicieron pasar vergüenza a ella y a su hermano menor, cuando estaban cenando en un restaurante y se pusieron borrachos, momento en que le cedieron la conducción del vehículo al menor de la familia sólo para que puedan ir atrás los padres, con las ventanillas abajo, gritando por todas las calles.

Y sin saber de qué hablar, se propuso un juego de Mímicas y adivinar de qué película se trataba. Hombres contra mujeres.

Por supuesto que éramos un equipo injusto ya que la competencia fue de dos contra dos y medio. Como Emilio no aportó absolutamente nada en toda la noche y Susana no adivinó ninguna tampoco, Leo, Ana, Martha y yo nos encargamos de ser el alma del juego.

Finalmente terminaron ganando 7 las mujeres contra 6, que logramos cocechar Leo y yo.

- Fue una noche divertidísima - dijo Emilio, al final. - Tenemos que seguir jugando algún día.

Casi lo mato.

Pero la cereza de postre fue cuando Martha se me acercó casi con sutileza, y delante de todos, me gritó:

- Guillermina piensa que la estás poniendo a todos en su contra - dijo la chica. - Lo de los e-mail, por ejemplo, dijo que no tenías la necesidad. Sobretodo se enojó porque Pablo los había leído y no dijo nada sobre eso. Confesó que se siente sola en el grupo, que estas cosas no pasaban cuando tú no estabas y que, en simples palabras, eres la fuente de todos los conflictos que hay en el mundo, creo que incluyendo al Calentamiento Global. Aparte, criticó todas las cosas que haces, que dicho sea de paso antes halagaba cuando se hablaban bien. Y no quiere hablar del tema, pero estuvo criticándote durante unas tres horas y media.

- No sabíamos cómo apagarla - dijo Susana, quien se rió tras su comentario.

- En definitiva - dijo Martha. - Te odia.

- ¿Tú crees? - pregunté, riéndome. - La verdad es que lamento mucho que su vida esté tan vacía como para tener tiempo de armar estos escándalos.

- Esto no lo va a superar nunca - continuó Martha. - Se va a envenenar la boca hablando de ti y creyendo que convence a alguien con sus argumentos.