2. Hablemos de Juan (1º Parte)

lunes, 30 de junio de 2008

La reaparición de Juan en mi vida no tuvo la trascendencia que cualquiera hubiera imaginado. Claro que estábamos hablando de un hecho muy positivo. Podíamos estar sentados y hablar como amigos sin que haya ninguna clase de sentimientos entre nosotros. Por lo menos, no de mi lado.

La cita obligatoria se hizo los jueves por la noche, donde muy al estilo de Sex and the City, dos amigos se reunían en un café a contarse las cosas de la semana.

Detalles sobre Juan:

1. Sabía cómo mantener una conversación.

2. Sabía qué es lo que necesitabas escuchar.

3. Le ponía interés al tema que estabas hablando.

Tuve que agradecer que su aparición haya sido la que ocasionó que Lucas se prestara a la charla. Verán, en el momento en que Lucas cree que está perdiendo terreno conmigo por la aparición de Juan, sumado al agregado de andar divulgando que lo que más extrañaba de él era la comunicación que teníamos, mi nuevo mejor amigo hace algo milagroso: apaga el monitor de la PC y se pone a hablar conmigo.

Este detalle hizo que me reenamore de él.

Es una lástima que no le haya dicho que lo que más extrañaba de Juan era el sexo, porque posiblemente sólo para competir, lo hubiéramos tenido. Tendré en cuenta este detalle la próxima vez.

- Creo que es bueno todo lo que pasó entre nosotros - me dijo Juan, cuando finalizaba nuestra primera sesión de cofee. - Siendote sincero, a mí me dolió mucho terminar contigo. Estaba muy acostumbrado a ti. Te extrañé a horrores.

Esta declaración me hizo sentir mucho mejor, sobretodo porque fue él el que tocó el tema "nosotros". Yo no tenía intenciones de hacerlo.

- Pero fue bueno, porque tú conociste muchas personas nuevas - me destacó. - Y yo también. Creo que esas cosas que no funcionaron antes y se detuvieron a tiempo fue lo que logró que ahora tranquilamente podamos estar tomando un café y hablando como seres humanos.

- Disculpa - dije, viendo que estaba confundido de perspectiva. - Que tú y yo estemos compartiendo un hábitad social no significa que yo me haya olvidado y mucho menos perdonado de todo lo que me hiciste el año pasado. Si crees eso, tienes una idea muy retorcida del panorama, porque el que ahora te hable, no significa que hayas dejado de encabezar la lista de Personas que Debo Asesinar en un Futuro Cercano.

Juan me miró con la boca abierta y luego sonrío.

La primera victoria fue mía. Así me gustaba.