101. La Hija de Jazmín

domingo, 26 de octubre de 2008

Jazmín era una joven que no creía en el amor. Era tan hermosa como inaccesible.

Estuvo de novia por tres años con un sujeto con el que nunca se había acostado y cuando justo se estaba enamorando de él, él la dejó por una chica que sí le diera sexo.

Entonces Jazmín conoció a Rodolfo y esta vez ya estaba dispuesta para el sexo. El problema fue que nadie le había enseñado a usar protección y en las primeras veces ya se había enterado que estaba embarazada.

Los primeros síntomas fueron insostenibles y tomó sus náuseas como si fuera algo mal que le había caído en el estómago.

Su familia, por supuesto, jamás hubiera sospechado que estaba embarazada. Es más, ni hasta el día de hoy lo creen. Es que ella es la clase de persona que si comenta que está embarazada del Espíritu Santo, uno le creería.

La única vez que estuvo cerca del sexo real, fue cuando le practicó una felación a un hermoso joven adulto en el patio de su casa. Pero de allí, nada por mucho tiempo más.

Sin embargo, Rodolfo era una persona real. Así que luego de la noticia, compraron una casa y se fueron a vivir juntos.

Así fue como, en el segundo día de Octubre, cerca de las 10 de la mañana, Jazmín envió a los pocos amigos que le quedaban un mensaje de texto anexando la foto de su criatura, que ahora tenía en brazos.

Al mismo tiempo, Felipe hablaba conmigo en la computadora y me hacía chistes de mal gusto acerca de su cuerpo y lo rico que sabía su cuello.

YO: No lo sé. No lo probé.

Mal hecho.

Al instante, como queriendo a toda costa demostrar que no intentaba seducirme, comenzó a poner íconos gestuales que demostraban cara de desagrado.

Mal hecho.

Así es de irónica la vida, mientras algo nacía y mi amiga lo sostenía entre manos, algo se moría dentro de mí. Algo que, como muchos otros casos, nunca debió haber nacido.