96. Cuando Todo se Descubre

jueves, 9 de octubre de 2008

Felipe se estaba echando una última mirada para ir a trabajar cuando su hermana mayor entró en la habitación y lo miró desde el portal.

Él no le había preguntado nada acerca de la conversación que ésta y su madre habían tenido en cuestión a lo que descubrió de los dos mellizos encontrándose. Tenía miedo de saber lo que pasaba. Pero supuso que el hecho de que su hermana lo esté observando de esa forma, estaba cruelmente relacionado.

- Fui a tu facultad - dijo ella. - En mesa de entrada me dijeron que ninguno de los dos asiste a clases.

Felipe continuó peinándose sin devolverle la mirada.

- Tienen hasta esta noche para decirle a mamá lo que sucede o sino lo haré yo - amenazó.

La charla con su hermano lo serenó más de lo que estaba. Su hermana mayor podría parecer mala, pero jamás los mandaría al frente contra su madre.

Después de todo, son códigos de hermanos. Y eso era algo que respetaban muy bien.

Sin embargo, cuando esa noche se encontraron en la misma esquina e ingresaron a casa para la cena, la madre de los mellizos más lindos del mundo estalló en gritos.

- ¡¿Ustedes me toman por estúpida a mí?! - dijo, con lágrimas en los ojos. - ¡Uno se muere dándoles una educación digna y así me pagan! ¿Acaso piensan que esa facultad sale gratis? Pero no, ¿eh? La cara de estúpida que me vieron todo este tiempo se terminó acá. ¡Tiene prohibidas las salidas que no sean para ir a trabajar! ¡No van a salir ni a la esquina! ¡No van a traer amigos a esta casa! ¡Para lo único que van a vivir será para estudiar todo lo que no estudiaron el resto del año!

Felipe resopló totalmente disgustado.

Como si no tuviera su tiempo limitado, ahora directamente lo estaban sentenciando a prisión.

Así que esa noche, totalmente desesperado por saber cómo iba a seguir con su vida de ahora en más, se fue a dormir envuelto en lágrimas.

Era practicamente considerado, junto con su hermano, la oveja negra de la familia.

Esa negación con la cabeza al recordar a alguien que sólo causa desilución.

Y eso que sólo no iba a la facultad. Su madre posiblemente se hubiera suicidado si hubieran asaltado un banco o algo así.

Se rió por ese pensamiento.

Fue su última risa en todo el mes.