102. Lo que Diferencia

domingo, 26 de octubre de 2008

Me encontraba humillado, rechazado y malherido, como es mi costumbre cuando recibo esos rechazos justo de las personas que me importan. Mi autoestima sufrió un golpe que practicamente dejó de existir, y pese a jurarme nunca ser una de esas clases de personas que se lamentan de existir, en este momento fracasé en mi promesa.

Con Felipe las cosas se habían puesto a un nivel mejor. Como el muchacho no podía salir, inventamos con Ana la excusa de ser compañeros de su facultad y gracias a eso pudimos estar juntos varias tardes. Conocí, por estos hechos, a Rafael, el hermano mellizo y mucho más lindo de Felipe, y a su novio, Fabricio, un muchachito sumamente sociable. Tan sociable que creo que a Rafael no le agradaba que lo fuera.

Por estos motivos, ahora el sábado se había convertido en una partida de TEG con tres homosexuales interesantes, del cual uno me había rechazado practicamente humillándome. Lo cual en mi cabeza sólo me replanteaba cómo haría para sobrevivir a eso y tener que verlo tan de repente sin haber superado lo que sucedió.

Yo, como siempre, metiéndome en estas situaciones tan repugnantes para mi salud mental.

- No vayas a jugar con ellos - me aconsejó Lucas. - Déjala a Ana que vaya sola.

- No voy a dejar que vaya sola - respondí. - Aparte, quiero ir y mostrar la poca dignidad que me queda.

- Te estás arrastrando solamente esperando que él sólo confirme que puede destruirte.

Suspiré enojado. Ya no sabía qué hacer.

Era un día más que no valía la pena ser vivido.

- Oye, Lucas - dije. - Sé que voy a estar bien. Pude sobrevivir a muchas cosas. Simplemente era la persona equivocada, otra vez.

- Pero tengo miedo en lo que te puedes convertir después - me dijo. - No quiero que seas un arpío brujo corazón de piedra. Es lo que te diferencia de mí.