90. Lucas Acosado

lunes, 6 de octubre de 2008

Lucas volvió a salir esa noche de fiesta. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces en la semana llevaba de fiesta en fiesta sin detenerse. Sin sentar cabeza. Embriagándose y sin poder controlar sus actos.

Ya se había acostado con Eleonora y con la amiga de Marcelo. Y por cómo se estaban dando las cosas, parecía que iba a conseguir esa noche a la tercera víctima en cuestión.

La muchacha con la que se encontraba bailando en aquella fiesta, tiene por apodo el nombre de Rubia, aunque ni siquiera es ese su color original. Era una muchacha rellenita, pero con unos pechos bastantes interesantes.

Lucas y ella se encontraban bailando sin parar deshinibidos por el efecto del alcohol.

- ¿Sabes? Tengo mi casa para mí sola esta noche - le susurró al oído, en medio de uno de esos bailes donde es necesario que los cuerpos se junten para seguir el ritmo. - Quisiera llevarte ahí y ser tu prisionera esta noche.

A cualquier hombre normal esta proposición le hubiera encantado. Pero Lucas no es cualquier persona y ya estaba cansado de las juergas de una sola noche. Se sentía asqueado al día siguiente. Quería una relación de verdad, pero visiblemente con Rubia tampoco la iba a conseguir.

La chica puso su mano sutilmente en su entrepierna y apretó un poco. Lucas intentó retroceder por inercia, pero se controló para que nadie más lo notara.

Luego se dieron un beso eterno, mientras ella no dejaba de jugar con sus manos por su bulto.

- ¿Qué dices, niño lindo? - le susurró la chica. - ¿Vienes a hacerme de todo esta noche?

- Gracias, paso - le dijo.

Y se apartó de la muchacha yendo hacia donde se encontraban sus demás amigos hombros. Rubia tuvo un arranque de histeria.

- Eres gay - le dijo, enojada. - Si hasta se te nota, ¿cómo no me di cuenta?

- Estás enojada porque no quiero tener sexo contigo - le dijo él, sonriendo. - Tranquilízate. Valórate como mujer y no andes haciendo estas cosas.

Pero Rubia no escuchó su consejo.

Horas más tarde, se encontraba de nuevo en un baile pero esta vez con dos hombres más. Los tres estaban en un estado de ebriedad que daba vértigo.

Lucas sonrió y filmó con su celular la escena que tanta gracia y asco le causaba a la vez.

En pleno patio y ante los ojos de todos, Rubia besaba a uno de los chicos mientras otros por atrás bailaba atrayendo su trasero a su paquete.

Movimientos rítmicos de penetración por encima de la ropa.

El muchacho que estaba detrás se sacó la camisa y quedó con el torso desnudo. Luego se desprendió el cinto y se abrió la bragueta sin apartar al trasero de Rubia en ningún momento. Los movimientos aumentos. Mientras que el muchacho que se encontraba delante de ella le sacó la remera a la muchacha y luego comenzó a sacarle el corpiño hasta que quede con sus pechos al aire.

Besaba uno y luego besaba el otro.

Ninguno parecía inhibido de estar siendo vistos. Quizá porque los espectadores estaban más borrachos que ellos.

Lucas dejó de filmar y pidió un taxi para volver a su casa.

Nunca más aceptaría estar entre tantos desconocidos.