104. Un Domingo de Película

domingo, 26 de octubre de 2008

Aquél domingo, después de mi charla con Felipe, sentía que debía hacer algo para él.

Una forma más sentida de decirle que nos debíamos dar un tiempo, y despedirme con todo el melodrama posible, así que aproveché a usar la canción que más le gustaba actualmente (La Visita, de La Oreja de Van Gogh), que dicho sea de paso se asemejaba a nuestra historia y hacer un video de la persona que más me gustaba a mí: Kate Walsh.

Claro que para hacerlo debía instalar el programa de Edición, que se había borrado cuando Marcelo hizo la reinstalación, y como pesaba demasiado me pasé la tarde entera eliminado series que había descargado para que entrara el programa.

Así que tres horas y un ataque de nervios más tarde, finalmente el programa se instaló para descubrir que no funcionaba, y como si eso fuera poco, borré todas mis series en vano ya que como Marcelo particionó mi disco, el programa se instaló en otra unidad.

Desesperado, busqué otra alternativa para poder editar y encontré un programa casi inútil que me demoró tres horas en hacer un video de 3 minutos.

Como si todo esto fuera poco, mi padre me dijo que se olvidó de decirme que ese día tenía turno con mi psiquiatra, por lo que ahora tendría que esperar un mes más para poder verla y por poco me muero de un infarto.

Y como si no faltaba más en un día en donde la vida se me complicó sin salir de mi casa, tenía trabajo atrasado que tenía que presentar en un par de horas y estaba guardado en mi correo electrónico que, por supuesto, ¡no se abría por un error de hotmail!

Así que mandé el video para Felipe, junto con un email donde le explicaba lo que hacía, y luego decidí acostarme a dormir un poco y más tarde suicidarme.

A la mañana siguente ya pensaba que mis jefes iban a terminar echándome porque, claro que faltaba otro dato, el viernes falté a uno de los cursos que ellos organizaban por haberme quedado dormido.

Sin embargo, uno de ellos no estaba. Justo al que tenía que presentarle el trabajo, así que me estaba tomando mi tiempo para pensar mis excusas sobre los mil y un motivos por el cual no pude terminarlo en el fin de semana.

Pero entonces, algo mágico ocurre con respecto a mi jefe.

- El suegro ha muerto - me dijo el Gerente. - No va a venir hoy.

El mismo suegro al que no pude donarle sangre, había fallecido el día de ayer. Es totalmente rebuscado del destino que, si tiene que darme un poco de suerte, significa que primero tiene que morir alguien.