108. Por Primera Vez

sábado, 1 de noviembre de 2008

Aquella era mi primera visita sin Ana a la casa de Felipe, después de una semana de fingir ser sus compañeros de estudio. Como era obvio y casi inevitable, su hermano Rafael se encontraba con su novio Fabricio en otro extremo de la casa, mientras que Felipe y yo nos acomodamos a fingir estudiar en el patio de la casa.

- No me llevo muy bien con Fabricio - me confesó. - No lo sé. Siento que no lo quiere a mi hermano.

- ¿Por qué lo dices?

- Es un presentimiento - resopló.

Mientras fingíamos estudiar y concentrarnos en detalles que poco importaban en nuestra vida, por momentos me dedicaba a acariciar al perro que jugaba por mis piernas. Entonces Fabricio y Rafael vinieron hacia nosotros y no saludaron.

- ¿Cómo está Ana? - preguntó Rafael.

- Estudiando para su carrera real - dije, ironizando la situación.

Entonces Fabricio se nos acercó e hizo algo por lo que me sentí bastante incómodo. Me miró, extendió mi mano, saludó, miró a Felipe, sonrió complicemente, saludó y se fue. Felipe lo miró, saludó y agachó la mirada. Yo miré a Fabricio, miré a Felipe y luego miré al perro que era lo único en lo que quería concentrarme para no salir corriendo de allí.

Mis intenciones en esa casa ya se habían adivinado, aunque no había que ser muy inteligente para hacerlo, pero de todos modos no me agradaba la idea de que fuera a ser tomado como un objeto de burla. Justamente entos tres personajes, que ni juntándolos intelectualmente conseguíamos sacar medio cerebro.

Y terminando ese día lleno de nada, lo único emocionante fue sacar su celular para ver que en el fondo había una foto de él con Alfonzo.

- ¡No quiero que veas eso! - me gritó.

Felipe se levantó rápidamente y corrió hacia mí para intentar sacarme el celular, por lo que se colgó de mis hombros y practicamente me abrazó, mientras que no permetía que sus manos llegaran hacia su móvil. Me estaba extrangulando, pero era una imagen muy tierna.

Luego de eso, fingió enojarse y me maltrató por una media hora.

- ¿Quieres que me vaya? - pregunté.

- ¿Te quieres ir?

- No, no me quiero ir, pero en pos de cómo me estás tratando, supongo que no quieres que esté y dado que es tu caso, tienes derecho a permanecer más que yo - deduje.

- Eres tan fácil de manejar - insultó. - Ante la menor cosa logran ponerte incómodo. Esperaba más de ti.

- Buen truco para dominarme mentalmente - reconocí, al ver que me quedé sin opciones.

Me quedé. Pero observé que estaba ante una persona a la que había subestimado. No era tan tonto como parecía.

1 Dichos:

Anónimo dijo...

jejeje al menos te abrazo
no sabes lo que daria yo por eso ahora... off

y del celular no te preocupas, es que todos tienen esa necesidad de que el celilar sea privado, es casi como un dni.. o maas todavia

creeme