121. Un Poco Culpable

miércoles, 26 de noviembre de 2008

- La verdad es que estuve pensando en lo que hablamos y creo que tienes algo de razón - reconocí, aunque me costaba horrores. - Y me siento algo culpable porque quizá no te mereces esto.

No estaba hablando con Guillermina ni intentando solucionar nada de ese problema. Al contrario, estaba hablando con Felipe, quien dos horas atrás se enfureció conmigo porque me dijo que lo trato demasiado mal con mis ironías. Por más que intenté explicarle que eran solamente unos chistes que no contenían ningún mensaje subliminar, él sentía que mis insultos tenían una base real y que lo que había en mi corazón, lo estaba expresando con palabras de ese modo.

- Es que me siento mal cuando me dices esas cosas - me contestó. - Porque siento como que me estás reprochando que yo no puedo pasar tiempo contigo. Y siendo honesto, yo tengo novio, tengo amigos y tengo personas con las que quiero estar además de ti, y me gustaría hacerlo sin tener que rendirte cuentas.

- Yo no te pido que me rindas cuentas - me defendí, porque después de todo era cierto. Prefería vivir en la ignorancia con respecto a lo que hacía. - Mira, entiendo que tengas inseguridades o que creas que te presiono porque visiblemente no sé expresarme de una forma mejor. Tú lo que debes tener en cuenta antes que nada es que te quiero, que estoy contigo por ti y no porque quiero que me debas algo porque, al fin de cuentas, no te estoy haciendo ningún favor.

Aquella conversación me tomó tan de imprevisto que no tenía sentido que estuviera aclarando algo que pensé que estaba bien establecido.

- Sólo te pido que no me hagas más estas cosas - me pidió, con esa ternura que sólo él sabe tener. - Tú sabes que soy sensible.

- En estos momentos me siento un idiota - respondí. - O tal vez tú nunca supiste entenderme.

- Tal vez.

- Voy a intentar ser una mejor persona - le prometí.

Felipe sonrió como si acabara de ganar una batalla a muerte contra alguien, mientras que yo me declaré vencido ante esa sonrisa.

Ahí me di cuenta que cometí un error al prometer algo que no iba a cumplir.