111. El Cuadro

lunes, 10 de noviembre de 2008

El día antes de irme a visitar a Julieta, después de un año de no hacerlo, Felipe me da la extraña aunque para nada desagradable invitación de ir a visitarlo a su casa. Oficialmente, era la segunda vez que podía acceder a visitarlo por mi cuenta y aquello ya era un gran avance para lo que me esperaba.

Cuando llegué, se encontraba despediéndose de alguien por la ventana del chat de una forma romántica y seductora. Tal como lo suele hacer conmigo. Y entonces ahí lo comprendí, yo no era el primero. Y aquél que tampoco era el primero, jamás fue el único.

Era su forma de aumentar su ego y creerse superior. Lo peor de todo es que tenía como conseguir personas que consiguieran hacérselo crecer.

El resto de la tarde, no fue algo que podríamos catalogar de productivo. Estábamos en una nada interesante conversación acerca sobre como yo catalogaba a Chicago como una película excelente, y acerca de cómo a él le había fascinado Legalmente Rubia.

De más está decir que tampoco nos adentramos en una conversación sobre cómo nuestro país está políticamente mal encaminado.

Cuando finalmente yo decido ir a la casa de Martha, que había tenido la cortesía de volver a hablarme después de una semana de enojarse junto con Guillermina por mostrar las fotos, Felipe me pidió que lo dejara cerca de la casa de Alfonzo. Si es que no me molestaba, claro.

- No hay ningún problema - mentí.

Así que nos estábamos despidiendo cuando finalmente logro ver uno de los cuadros de Rafael había hecho y que colgaba en la parte superior de su cama. Era una pintura de París, con un cielo violeta y unas luces de ciudad a la distancia. Maravilloso.

Quise robármelo, pero también fue imposible porque a Felipe le pareció que Rafael notaría que su cuadro no estaba más en su lugar.

- Quedarías muy bien conmigo si me regalas el cuadro que pintaste para mi cumpleaños - dije a Rafael, ingresando en la habitación donde estaba con Fabricio. - Mi cumpleaños... que es la semana que viene.

- Yo le estoy pidiendo ese cuadro desde hace diez años y nunca me lo dio - dijo Fabricio, que visiblemente me odiaba. - No te lo dará a ti.

- Rafael, imagínate lo lindo que se vería ese cuadro en mi habitación...

- En la mía también se ve lindo - dijo Rafael, como indirecta a Fabricio y a mí.


- Pero mi habitación tiene las paredes vacía - proseguí, intentando dar lástima. - Es blanco y hace mucho frío. De acuerdo, las paredes de mi cuarto están llenas de porquerías, pero tiraría hasta mis muebles por ese cuadro.

Rafael dijo que lo iba a meditar, pero sabía que lo dijo para librarse de mí. Le pedí a Felipe que lo consiguera, pero no tendría sentido. Después de todo, la excusa del cuadro era para divertirme yo en una tarde donde todo podía pasar... y terminó pasando absolutamente nada.

1 Dichos:

Anónimo dijo...

ahh mira ahi esta mi gemelo no identico, no reconocido