14. Hablemos de Tobías (2º Parte)

viernes, 4 de julio de 2008


Lo que ocurrió a continuación me enteré por boca de Martha, que a la vez se lo contó Guillermina, que ésta se enteró por medio de Jessica y yo hasta el día de la actualidad no sé por qué rayos no me enteré por medio de Lucas, que también estaba cuando sucedió.

Fue entre Tobías y Susy. Una noche de jueves, donde no estuve presente porque mi trabajo me cortó las horas nocturnas.

Sin que nadie lo sospechara, en una de esas salidas a divertirse por la ciudad, la pareja se perdió para que luego Jessica los encuentre besándose.

Y aquí empieza el caos y explicaré por qué.

No voy a tratar a Susy de una mujer rápida y fácil, pero sinceramente lo es. Ojo, también hablo de envidia, porque ante la primera oportunidad que Tobías me diera, no lo dejaría escapar. Esa personificación del enano gruñón de Blancanieves, tiene ese "qué sé yo" que lo hace muy atractivo.

Pero el punto en conflicto es justamente el enano (aunque en la vida real es una persona alta). Tobías acaba de salir de una tormentosa relación con una mujer a la que se entregó en alma y vida para que luego ella se marchara como si nada a otra ciudad y lo dejara con el corazón destrozado.

El miedo del sector femenino (entiéndase como Jessica, Guillermina y Martha) es que, a parte de que no tienen una vida propia, Tobías todavía está en pedazos. Y suponiendo que volviera a creer en el amor y esas cosas ridículas que siempre nos dan esas (endemoniadas) mariposas en el estómago, Susy podría jugar con esos sentimientos y directamente dejarlo tumbado en una cama sin ganas de respirar.

Un dato sobre Susy:

Tiene novio

Otro dato importante:

También tiene varios amantes

Pero ya hablaré de Susy cuando llegue la oportunidad, por el momento me voy a concentrar en él.

Tobías en este tiempo se cambió de empleo y fue a trabajar en un kiosco cumpliendo exactamente la misma función, pero con horarios que le convenían más. Así que llegué ese día y le sonríe.

Al mirarme tuvo un deja vú, por mi forma de actuar y pararme cuando quise sacarle el tema de Eleonora.

- Por Dios - me dijo, aterrorizado. - ¿Quién es ahora?

Sonreí por cómo supo captar mis movimientos.

- Vengo a que hablemos de Susy - respondí.

Me senté frente a él y comencé a escucharlo.