16. Hablemos de Tobías (4º Parte)

miércoles, 9 de julio de 2008

Cada vez que estoy triste o mi estado de ánimo anda por el suelo (cosa que logra pasarme alrededor de 3 veces por día) me siento a escribir una historia graciosa.

Historias chistosas que mando por email a todos los chicos del grupo sobre pequeñas inspiraciones que tengo en mi lugar de trabajo, cuando hay un tiempo muerto, como técnica para no dormirme.

Todo esto sucedió un día en donde todo el Caos había empezado. Y parecía no tener fin.

Era una puñalada tras otra, y fue tan mágico lo que Tobías hizo y como por un simple mensaje donde se enfadaba conmigo me trajo al mundo real y me hizo sentir que había vida después de Lucas.

Todo comenzó cuando le mandé un mensaje preguntándole si podía escribir una historia sobre él y sobre Susy. No sería la historia real, pero sí una parodia de más o menos lo que me había contado.

A lo que respondió, muy a su estilo de mal humor:

"Estas cosas te las conté porque pensé que veniste a preguntármelas porque te preocupabas por mí y no porque estabas falto de inspiración. Haz lo que quieras con tu historia, pero no pongas alguna parte que yo te haya comentado."

(El día que Tobías se entere de este blog, denme por muerto).

Llegué a mi casa, desde la facultad, totalmente desesperado por llamarlo y hablar con él. Necesitaba aclarar y defender de lo que se me había acusado (casi) injustamente.

- Hey, Tobías, no te enojes - le dije, apenas atendió el teléfono.

- Es que estas cosas con Susy sólo te las conté a ti - respondió, no tan enojado como pensé que estaría. Al menos no me insultó. - Imagina lo que es que todo el grupo se entere de lo que te pasa por medio de tus historias.

Todo el grupo lo sabía, pero no porque yo se los haya contado.

Yo no llegué a entender aún cuál era el misterioso secreto, ¡porque no existía! O tal vez yo no logré decifrar los mensajes ocultos en nuestra charla.

De todos modos, aquello me ayudó a sobrellevar mejor las cosas con el Caos. Fue un problema que, afortunadamente, se pudo solucionar a tiempo.