Estaba algo extrañado. Habían pasado un par de días luego de que fui abandonado por una computadora, y si bien es cierto que a partir de ese momento me distancié levemente, tampoco era para que pasara a ser un desconocido.
Después de que dejé que Lucio se vistiera y se marchara, llamé a Lucas para insistir sobre el tema. Me dijo que estuvo trabajando todo el día y que
se encontró con una ex novia, la cual lo había invitado a asistir a una fiesta al día siguiente. Aunque aún no sabía con exactitud si finalmente haría eso o no, era el motivo por el cual no me lo estaba confirmando. Como si yo no tuviera ningún derecho a prioridad.
De hecho, nunca lo tuve.
- Ven para casa - me dijo, al final de la conversación telefónica. - Estoy con mi compañero de trabajo, quien me está ayudando a terminar el cartel con el logo nuevo de mi empresa. Así que puedes venir a darme tu opinión.
- Está bien, yo... Yo en un rato te aviso - le anuncié.
Pero mi rumbo fue para otro lado. Le mandé un mensaje a Tobías, preguntándole si me daba permiso para ir a molestarlo en su trabajo, por lo menos por un par de horas.
Tobías respondió que sí.
Ahí tenía las dos opciones.
O tomaba el camino que siempre tomo y volví por la casa de Lucas, para ver cómo ahora en lugar de una computadora, era ignorado por un cartel. O tomaba una curva inesperada y me iba a ver a Tobías.
Fue el mismo día en que averigüé en qué andaba la relación entre él y Susy.
No hace falta adivinar qué camino tomé.
Después de que dejé que Lucio se vistiera y se marchara, llamé a Lucas para insistir sobre el tema. Me dijo que estuvo trabajando todo el día y que

De hecho, nunca lo tuve.
- Ven para casa - me dijo, al final de la conversación telefónica. - Estoy con mi compañero de trabajo, quien me está ayudando a terminar el cartel con el logo nuevo de mi empresa. Así que puedes venir a darme tu opinión.
- Está bien, yo... Yo en un rato te aviso - le anuncié.
Pero mi rumbo fue para otro lado. Le mandé un mensaje a Tobías, preguntándole si me daba permiso para ir a molestarlo en su trabajo, por lo menos por un par de horas.
Tobías respondió que sí.
Ahí tenía las dos opciones.
O tomaba el camino que siempre tomo y volví por la casa de Lucas, para ver cómo ahora en lugar de una computadora, era ignorado por un cartel. O tomaba una curva inesperada y me iba a ver a Tobías.
Fue el mismo día en que averigüé en qué andaba la relación entre él y Susy.
No hace falta adivinar qué camino tomé.
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