38. Hablemos del Caos (8º Parte)

lunes, 28 de julio de 2008

Había optado por evitar a Lucas. No me sentía preparado como para enfrentarme a una conversación con él y escuchar hablar sobre su felicidad extrema.

Lo llamé un par de veces y se encontraba demasiado feliz como para que mi autoestima lo soporte, así que de repente me convertí en una persona que era prisionera de su trabajo y sus estudios.

Y aunque Lucas nunca se enteró, los días que siguieron me encontraron tirado en mi habitación, sin ganas absolutamente de nada.

La misma pregunta venía a mi mente una y otra vez "¿por qué no pude ser yo?".

Y la impotencia. La asfixia. El sentimiento de golpes. Dolencias. Estar tan herido que apenas poder caminar.

Lo sentía como una parte habitual de todo este tiempo. Desde Juan hasta la actualidad.

No había dado ni un paso en falso, pero sentía como que no había dado ni uno nuevo tampoco.

Que no se malinterprete. Estaba muy feliz de que Lucas esté feliz, porque después de todo lo que sufrió, era lógico que se lo merecía.

Pero yo también sufrí demasiado.

Yo también consideraba que me merecía un poco de felicidad.


1 Dichos:

Anónimo dijo...

Y si, vos te mereces felicidad, pero aveces todo esto nos prepara para algo mas grande, solo hay que aprnder a dejar que ls cosas malas pasen y disfrutar cada segundo...