146. Para Mañana

jueves, 25 de diciembre de 2008

Si bien el secreto que Pablo me había contado me perseguía en la mente, jamás se lo mencioné a Felipe y continué haciendo de cuenta que nada pasaba.

Con Ana, quedamos en ir a jugar Clue con ellos tres, pero como al llegar Fabricio y Rafael tuvieron que ir al gym, nos conformamos solamente con mirar la película.

- Volví a pelearme con Alfonzo - me contó Felipe, cuando Ana pidió para ir al baño. - El muy desgraciado me gritó en plena calle cuando quise ir a saludar a una amiga de él.

Relató los sucesos del miércoles, el día anterior al que nos encontrábamos.

- ¿Y qué pasará?

Mi pregunta demostraba cansacio. Era como si yo tuviera que ser el testigo clave de todas las desventuras de amor de la pareja y jamás se daba cuenta de lo tanto que me irritaba. No sabía hasta qué punto yo disimulaba bien o hasta qué punto él disfrutaba con el dolor de los demás.

- Nada, hoy no nos hablamos en todo el día - contestó.

Quedamos en estar juntos la noche siguiente, por lo que me pareció relativamente sensato dejar mi juego allí, dado que tenía que ir a rendir mi curso que la empresa me había dicho que hiciera.

Nunca me imaginé que al irme de allí, sería la última vez que pisaría la casa de Felipe.

Uno siempre cree que existen más oportunidades, pero luego éstas se terminan de una forma inesperada.