153. Un Copilado de los Míos (1° Parte)

domingo, 28 de diciembre de 2008

En los días posteriores donde Felipe y yo no nos hablamos sucedieron diversos eventos. Todos estos, patrocinados por mi gripe, por supuesto.

* El día que estuve inconsciente durante casi 23 horas, fue el mismo día en que mi grupo de la oficina rendía el curso Atención al Cliente, que por obvias razones no pude presentar, por lo que mi jefe y Tadeo, mi compañero de trabajo, estuvieron logrando una reunión entre ellos. Se citó para el jueves, finalmente, y el día que decidí ir resultó ser que no había nadie más en la facultad. No había profesores ni otros alumnos. Solamente yo y una botella de 7UP que me había comprado por los líquidos que necesito ingerir. Era una imagen realmente triste, más teniendo en cuenta que era el mismo día que Felipe me eliminó de su vida. Pero por si no fuera poco, llamé a mi padre para que me buscara y me hizo esperar cerca de media hora.

* Esa misma noche, Juan y Lucas estaban hablando conmigo por chat. Faltaba Guillermina y ya tenía a La Noche de los Muertos Vivientes contemporánea.

* La mañana siguiente regresé al trabajo y para mi sorpresa, la profesora fue a decir que no aparecí, por lo que me citó nuevamente esa misma tarde. Por desgracia, tenía turno con un otorrinolaringólogo, lo cual a ciencias ciertas me parecía más importante el sistema de terminar con mi resfriado y mi dolor de garganta o mi próximo paso sería pedir que me realicen una eustanacia.

* Fabricio y Rafael se comunicaron brevemente conmigo por medio de un metroflog, y aunque no dijeron nada ni nos acercó la relación, por lo menos tuvieron una especie de contacto y ya sabían donde encontrarme. Al menos les dejé abierta una opción a dos personas que eran lo único que me aferraba a Felipe. Bueno, eso y mi juego de mesa que tiene él, más su campera que nunca devolví yo.

* Fui a llevar mis papeles solicitados por el Juzgado para ingresar, y por un segundo casi me hacen problema por haber anotado mal una dirección. Resultó ser que mi casa queda cerca de una esquina, y yo anoté la dirección de una calle diferente a la que figuraba en mi documento. Por fortuna, no me hicieron reproches y me dijeron que podría irme tranquilo. El trámite me llevó menos de media hora y entre esos treinta minutos, le rogaba al cielo que no coincida con los horarios que Felipe tenía para llevar su documentación.

* Una amiga de Fabricio se puso en contacto conmigo y de la nada me pidió mi número de teléfono. No sé para qué será y todo sigue pareciendo muy raro.

* Carlos me mandó un par de mensajes para reencontrarnos, que no respondí o negué evasivamente. Después de haber encontrado menos dinero en mi billetera la noche que él estuvo conmigo, produce cierto rechazo dejar ingresar a la habitación de uno. Por suerte, tenía la excusa de la gripe.