42. El Regalo (II)

lunes, 1 de septiembre de 2008

Para empezar a hablar sobre cómo es que estaba teniendo aquella conversación con el Hombre de los Secretos, tengo que confezar que fue por un puro interés mío al ver su foto.


Resultó ser que hace una semana atrás uno de los Chicos de la Lista Negra, le pasó mi correo para que me agregara, dado que soy activo.


Sin poder creerlo, me agregó.


Y aún más sorprendete, estábamos allí, frente a frente, pero sin ninguna intención de que pasara nada más que una buena conversación. Ni siquiera habíamos intercambiado celulares, simplemente quedamos en encontrarnos como dos personas interesadas en conocerse, algún día y casualmente.


De todos modos, jamás le saqué el tema sexual. Esperaba que él, en algún momento me lo comentara.


Así que ya nos estábamos despidiendo cuando decidí tirar un anzuelo para ver si el pez picaba.


YO: Tal vez me puedes dar tu número de celular. Digo, porque en el chat a veces no nos encontramos.


Felipe podría tener tres años menos que yo, pero no era un niño precisamente.


FELIPE: Puedo darte mi número, pero hay una serie de condiciones que deberías saber primero. Primero, no me mandarás mensajes cuando esté con él. Lo cual eso es generalmente a la tarde, casi entrada la noche.


YO: ¿Y acaso para él no puedo ser un amigo más?


FELIPE: No me creería. Así como yo tampoco me compro ese papel de desinterés que tú finges hacia mí.


De acuerdo, el muchacho era algo creído. Y, sin sonar crítico, tenía todo el derecho del mundo para ser considerado un Adonis.


Acepté las condiciones de uso de su celular y me llamó para que su número quedara registrado en el mío.


FELIPE: Mañana te contaré cómo fue que obtuve tu dirección de correo.


La historia yo la sabía. Pero que él me la quiera contar, era una buena señal.

1 Dichos:

Anónimo dijo...

Eso del chat es re cierto. Es imposible cumplir a rajatabla un horario.

Jaja ya te sabia el juego :P
buehh suerte a ustedes dos