72. Como Antes

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Convencido completamente que Dios me odia y que Marcelo dejó mi computadora peor de lo que se encontraba antes, volví a conectarme para que Felipe me dijera simplemente las palabras: "Me voy, hablamos después, besos".

- Es un experto a la hora de histeriquear - le dije a Lucas, una hora más tarde. - En ningún momento me rechazó, pero tampoco me dijo que sí. Simplemente me deja la opción abierta.

Nos encontrábamos en su oficina, donde me invitó a ir dado que estaba solo y no tenía mucho trabajo para hacer. Era la primera tarde con calor después de una oleada de frío polar.

- Tú sabes lo que pienso - me dijo. - Si tienen sexo, arruinan todo. Mira lo que me pasó a mí. Anoche salimos con Marcelo y unas amigas de él. Estábamos todos borrachos. Yo iba en la parte de atrás con una de las chicas, se me insinuó y hasta me dio una mamada delante de los otros.

No entendía qué tenía que ver una cosa con la otra, pero de todos modos lo escuché.

- Lo peor de todo es que cuando llegamos a la casa de la muchacha en cuestión, en pleno acto se queda dormida - comentó, sonriendo, como si aquello era una anécdota divertida. - Así que nuevamente ni siquiera pude acabar y con esto ya van tres chicas a las que le doy su merecido pero no me satisfacen a mí.

Seguía sin comprender el vínculo de su historia con la mía, pero de todos modos me pareció graciosa la situación.

La chica en cuestión es una amiga de Marcelo que vive a unas cuadras de mi casa y que le prestó al joven su locación para que pueda celebrar su cumpleaños. Era la época en donde Lucas y yo nos odiábamos e Iván estaba dividiéndose para saber con cuál de los dos podía hablar.

- Volviendo a mi tema - dije, sin saber bien cómo continuar la charla. - Sigo en la misma. Sin saber qué hacer. De repente ahora se empieza a interesar en mí porque le hablé del sexo que él quisiera practicar. No sé, vuelvo a ser considerado un pene por quien no quiero que me considere así.

- Sólo te digo que no lo hagas - me aconsejó justo la persona menos adecuada. - Las cosas se complicarán todavía más.

Cuando regresé a mi casa esa noche, pensé que tal vez estaba exagerando el tema. Cabía la posibilidad de que en realidad Felipe no estuviera interesado en mí y no me haya rechazado por el simple hecho de ser cortez.

Me estaba durmiendo cuando recibí un mensaje de él preguntándome qué es lo que hacía y que se tenía que ver con su novio.

Un mensaje como en los viejos tiempos.

Tal vez no exageré.