73. Exageración

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Tal vez exageré demasiado.

Al día siguiente de recibir ese mensaje, decido responderle a Felipe por no haber podido hacerlo la noche anterior.

Para colmo de males, mi familia venía desde otra ciudad y se instalarían en mi casa, por lo que mi madre me aconsejó buscar otro sitio para vivir mientras dure el fin de semana. Pensé en Leo, ya que es el único de mis amigos que vive solo y seguramente no tendría problemas, pero esperaría a llamarlo después de que saliera del trabajo.

Entre tanto, la conversación por mensajes de texto con Felipe fue la siguiente:

YO: "Perdón por no responder anoche. ¿Cómo hiciste para escaparte de tu casa a esas horas?"

FELIPE: "Inventé que tenía un cumpleaños. Recién me despierto y llegué tarde a mi trabajo. ¿Tú cómo estás?"

YO: "Bien, aunque me echaron de mi casa."

FELIPE: "Y eso, ¿a qué se debe?"

YO: "Les dije a mis padres que quería tener sexo con un jovencito que me encantaba y me echaron. No, mentira. Viene mi familia e invadirán mi habitación."

Aquello reconozco que fue arriesgado. Pero, ¿qué más daba?

FELIPE: "Después el sexópata soy yo, ¿eh? Por cierto, tengo una marca en el cuello."

YO: "No me digas así que me pongo celoso. Pero es cierto, bastante sexópata, si quieres vuelvo a como era antes para no incomodarte."

FELIPE: "No me incomoda. Tengo una amiga con quien bromeamos así y no por eso me acostaré con ella."

Touché.

YO: "De acuerdo, entendí la indirecta."

FELIPE: "No fue ninguna indirecta. Sólo te cuento mi trato con la chica."

YO: "Pero eso significa que indirectamente debo asumir que tendremos el mismo vínculo. ¿No?"

Ahí estaba. La pregunta que tendría que haber hecho al día siguiente de conocerlo y que tanto he demorado en preguntar por miedo a saber la respuesta.

FELIPE: "Somos amigos, ¿esperabas otra cosa?"

Y ahí estaba, nuevamente esquivaba la bala y me hacía tener a mí el control de una situación que no deseaba controlar.

Decidí ser sincero, no sé por qué.

YO: "Es una pregunta complicada. Es lógico que siento una superficial atracción hacia tu persona, pero también sé que no estoy buscando sexo porque no me hace falta. También es cierto que no soy ningún premio, y desde que te conozco atravieso crisis de autoestima, cosa que nunca antes me había pasado, lo cual me hace detestarte un poco. Así que no tengo una respuesta a tu pregunta."

No sé cómo consigo, en un mismo mensaje, evadir, humillarme y mostrar mi dignidad, pero lo logro.

FELIPE: "¿Por qué tan complicado? Tuve que leer tu mensaje un mínimo de 3 veces. Yo no quiero causarte problemas."

YO: "Ya sé eso, amigo. No es tu culpa. Y no es un tema que tendríamos que hablar, pero no soy de quedarme callado con las cosas que siento, así que te lo dije, por más que no exista una solución. Aparte, no es que te he dicho algo que no sospecharas."

FELIPE: "No sé si lo sospechaba. Todo el tiempo hablábamos así y pensé que era parte de un juego. Yo soy así también, y en ningún momento intenté seducirte."

Un puñal se me instaló en el corazón y lo revolvió.

Era tan obvio que eso me iba a pasar.