Ignoré al muchacho no sin antes verlo de reojo un instante.
Encontré a uno de los amigos de Juan del curso en que el año pasado nos encontrábamos. Ni me acordaba el nombre.
- La mayoría se encuentra con presentaciones en el interior - me contó. - Por eso no pudieron venir a este cumpleaños. Por ejemplo, un show que Juan dirigió salió tercer lugar en un Encuentro y ahora esto le dio una fama bastante importante.
- Mira tú que bien - dije, feliz.
Había recibido la invitación para ir a ver aquél espectáculo, pero por cosas diversas, nunca pude ir. De todos modos, me alegro que Juan haya avanzado en su carrera como director y finalmente haya hecho algo productivo por su existencia.
- Tienes que aparecer algún día - me dijo el joven. - Se te extraña.
Sonreí sin prometer nada. Sabía que tal vez nunca cumpliría.
El muchacho se metió nuevamente por el pasillo y el joven rubio de ojos claros que me estuvo observando se acercó y se puso delante mío sin dejar de dedicarme una sonrisa.
Me sentí incómodo.
Lo miré.
No dijo nada.
- ¿Qué? - dije, asustado.
- ¿Eres Oliver?
- Sí.
- ¿Oliver Luk?
- Sí, ¿te conozco?
- Soy Franco - me dijo.
Entonces lo recordé. Franco era un muchacho que perteneció a mi existencia un tiempo, hace muchos atrás, y luego se había mudado de la ciudad. Ahora parecía estar de regreso, con un look totalmente contrario al que me tenía acostumbrado.
Sonreí por el reencuentro y lo abracé.
- Por Dios, estás muy distinto - dije, emocionado. - ¿Qué haces aquí?
- No me dejan pasar - me reconoció. - Mis amigos están dentro y no me dejan ingresar a mí porque no tengo tarjeta.
- Te haría entrar pero siendo el primo me dijeron que también necesitaba tarjeta, así que mi voto no cuenta demasiado aquí - le reconocí.
De todos modos la charla no duró demasiado. Los amigos de Franco salieron en ese momento para anunciarle que volverían más tarde, cuando tenga acceso a ese lugar.
Nos dedicamos un último saludo y nos despedimos.
Fue un buen reencuentro. Breve, pero dos veces bueno.
Encontré a uno de los amigos de Juan del curso en que el año pasado nos encontrábamos. Ni me acordaba el nombre.
- La mayoría se encuentra con presentaciones en el interior - me contó. - Por eso no pudieron venir a este cumpleaños. Por ejemplo, un show que Juan dirigió salió tercer lugar en un Encuentro y ahora esto le dio una fama bastante importante.

- Mira tú que bien - dije, feliz.
Había recibido la invitación para ir a ver aquél espectáculo, pero por cosas diversas, nunca pude ir. De todos modos, me alegro que Juan haya avanzado en su carrera como director y finalmente haya hecho algo productivo por su existencia.
- Tienes que aparecer algún día - me dijo el joven. - Se te extraña.
Sonreí sin prometer nada. Sabía que tal vez nunca cumpliría.
El muchacho se metió nuevamente por el pasillo y el joven rubio de ojos claros que me estuvo observando se acercó y se puso delante mío sin dejar de dedicarme una sonrisa.
Me sentí incómodo.
Lo miré.
No dijo nada.
- ¿Qué? - dije, asustado.
- ¿Eres Oliver?
- Sí.
- ¿Oliver Luk?
- Sí, ¿te conozco?
- Soy Franco - me dijo.
Entonces lo recordé. Franco era un muchacho que perteneció a mi existencia un tiempo, hace muchos atrás, y luego se había mudado de la ciudad. Ahora parecía estar de regreso, con un look totalmente contrario al que me tenía acostumbrado.
Sonreí por el reencuentro y lo abracé.
- Por Dios, estás muy distinto - dije, emocionado. - ¿Qué haces aquí?
- No me dejan pasar - me reconoció. - Mis amigos están dentro y no me dejan ingresar a mí porque no tengo tarjeta.
- Te haría entrar pero siendo el primo me dijeron que también necesitaba tarjeta, así que mi voto no cuenta demasiado aquí - le reconocí.
De todos modos la charla no duró demasiado. Los amigos de Franco salieron en ese momento para anunciarle que volverían más tarde, cuando tenga acceso a ese lugar.
Nos dedicamos un último saludo y nos despedimos.
Fue un buen reencuentro. Breve, pero dos veces bueno.
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