50. El Regalo (X)

jueves, 18 de septiembre de 2008

Terminamos de hablar y me dijo que su novio le había mandado un mensaje para que se pudieran encontrar.

Él quiso ir corriendo, pero me ofrecí a acercarlo unas cuadras.

- No es necesario que te molestes.

- Tengo que comprar cigarrillos, de hecho - me defendí.

Entregué una amistad que era una mentira, porque mis ratones no dejaron de carburar en mi cabeza haciéndome desearlo.

Cuando bajó del auto y lo vi partir, supe en ese momento que iba a representar un nuevo amor masoquista y doloroso como esas historias en las que yo elijo participar sólo para salir perdiendo.

Pero más allá de eso, y estando tan cerca de la mayoría de edad, lo único que pensé es que su persona fue el mejor regalo que había recibido del destino durante mucho tiempo.