62. El Cartel Verde (12º Parte)

jueves, 18 de septiembre de 2008

"Fue un placer haberte conocido.
Eres un hombre distinto.
Eres un grande.
Firma: EMILIO"


Los chicos me advirtieron que no hay nada peor que Emilio en estado de ebriedad intentando explicar algo. No solamente impide que los demás se expresen, sino que ni siquiera los escucha. Se vuelve contradictorio y jamás deja en claro ninguna idea.

Era algo divertido, pero muy costoso de someterse.

Aún así, su dedicatoria en mi cartel me llamó la atención. "Eres un chico diferente".

¿Aquello era bueno o era malo?

¿Qué tenía de "diferente"?

Le pregunté.

- Yo estoy muy acostumbrado a estos chicos - comenzó. - Mira, todos aquí tienen una opinión distina sobre la vida. Lo cual no está mal, porque nadie tiene por qué pensar igual que el resto, ¿entiendes?

- No.

- Es decir, yo los conozco a ellos - continuó, haciendo un esfuerzo gigantezco por encontrar las palabras. - Ellos tienen su forma de pensar. Ellos ven la vida cómo la ven. Pero tú la ves de otra manera.

La conversación me estaba asustando.

- No entiendo, Emilio - dije, sonriendo, un poco porque me causaba gracia aquél debate, y otro para no ser descortez para lo que tenía grandes posibilidades de ser un halago.

- A ver, quiero decirte que tú tienes una forma de reaccionar o de actuar muy diferente a lo de los demás - continuó. - Cada uno siempre está metido en su mundo, cada uno hace la vista gorda a muchas cosas, pero tú no. Tú saltas. Tú defiendes cuando te atacan y te preocupas por los demás.

Aquello podría ser muy conmovedor, pero seguía sin tener idea de cuál era la tesis central.

- Lo que quiero decir es que me das una visión muy diferente de las cosas, de las personas - finalizó. - Ojalá pudiera conocer a más personas como tú.

Quizá estaba ebrio o quizá era consciente.

Esa conversación jamás se volvería a tocar.

Pero me hizo sentir mejor.

Ojalá pudiera verme con esos ojos todas aquellas personas que me dejaron ir.