71. Pregunta Indiscreta

miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿A quién no le agrada la idea de sentirse un héroe?

Tener el poder de salvar a otra persona de su alma en desgracia y llevarla a vivir un cuento de hadas.

Bueno, yo lo tengo. Por si no tuviera ya de por sí pocos complejos.

Quizá es lo que me atrapó de Felipe cuando nos conocimos y comenzó a contarme sus problemas.

Un día de estos aprenderé a no dejarme llevar por las señales que parecen ser reales y no volveré a creer que alguien tiene intenciones subliminares conmigo a menos que esté escrito por medio de una Carta Documento.

Felipe había conocido a Ana y a Lucas, en una tarde sin pena ni gloria cuando el muchacho se dio un tiempo de la casa de su novio para poder ir allí. Tiempo en el que, por supuesto, tendría que usarse para ir a la facultad.

Pero como su madre no los deja salir a ningún lado ni a él ni a su hermano mellizo, entonces aprovechan sus hóras cátedras para ir a enredarse con sus novios respectivos.

Guillermina se enteró que una nueva persona estaba entrando en la vida de todos y, como siempre, para no ser menos, quiso agregarlo a sus contactos.

Me pareció una idea espantosa, que intenté impedir, pero ahora resulta que el MSN descubre cuando uno agrega una dirección falsa. Le tuve que dar la verdadera.

No me parecía una sabia dirección la que había tomado el destino, pero de todos modos, lo dejé pasar.

Una tarde más del montón, con Felipe nos encontramos hablando y surgió el tema del sexo.

Confesó tener una leve inclinación al sadomasoquismo, que sin llegar al extremo, por lo menos le encanta el hecho de ser dominado.

Le conté una historia sexual en donde empleaba ese papel de dominante y quedó interesado.

YO: Bueno, cuando quieras, me avisas y lo hacemos.

Estaba jugando con la suerte, pero de todos modos tenía que hacerle la propuesta.

Segundos sin respuesta.

FELIPE: No es que te quiera cambiar de tema, pero hoy vi un pantalón que me gustó mucho.

YO: ¿Te puse incómodo?

FELIPE: No. Cambio del tema sexual. No el de tu "supuesta propuesta".

YO: ¿Entonces aceptas mi propuesta?

Ahí estaba.

Lancé el anzuelo.

Y entonces, de la nada, mi computadora se reinicia sola.